Entropía

Entropía es una de las fuerzas cósmicas más antiguas y profundas que existen. No es una diosa, ni una mente consciente en el sentido humano, sino una presencia primordial que impregna la estructura misma del multiverso. Su esencia es la transformación absoluta. Allí donde se manifiesta, lo estático se vuelve frágil, lo sólido se desgasta, lo vivo se consume y lo ordenado comienza a fracturarse en posibilidades nuevas.

Su influencia se reconoce en todo proceso natural de desgaste, decadencia o ruptura. Desde el colapso de una estrella hasta la degradación de una idea, Entropía es la tendencia inherente de todo lo que existe a dejar de ser lo que es. No actúa desde la maldad ni desde un deseo de destrucción; su impulso es más profundo que cualquier intención. Es el movimiento inevitable hacia la disolución, la liberación de energía contenida en estructuras que han agotado su ciclo.

Pero su naturaleza no se reduce a devorar lo existente. Entropía alberga un componente transformador que rara vez se percibe a primera vista. En la destrucción que genera hay un germen de renovación. Al derrumbar sistemas rígidos, al romper patrones, abre la puerta a la aparición de nuevas formas. Es una fuerza creativa en el sentido más radical, lo nuevo solo nace cuando lo viejo deja espacio. Su violencia es, en ocasiones, el preludio de la evolución.

Entropía no necesita hablar ni manifestarse con símbolos. Su lenguaje es el cambio. Allí donde la realidad se vuelve inestable, donde las estructuras se deforman o desgastan, donde una vida, una ciudad o un plano entero empieza a agrietarse, su sombra está presente. Algunas culturas la han interpretado como un final inevitable; otras la han venerado como el fuego que purifica. En verdad es ambas cosas y ninguna. Es la ruptura que permite que existan infinitos futuros posibles.

De su esencia emergen fuerzas derivadas que reflejan aspectos fundamentales del colapso, Caos, Muerte, Olvido y Demencia, entidades que actúan como extensiones temáticas de su influencia. Estas presencias secundarias se mueven entre planos, alteran destinos y a veces intervienen en la historia mortal, provocando crisis, extinciones o transformaciones drásticas. No son sirvientes en un sentido jerárquico, sino expresiones vivas de lo que significa romper, fragmentar o borrar.

En ocasiones excepcionales, fragmentos ínfimos de su poder toman forma en Avatares o Heraldos. Estos seres suelen ser inestables, deformados o imposibles de clasificar, pues encarnan un tipo de existencia que está en constante mutación. Un ejemplo extremo es la reconstrucción de Peter Pain, cuyo cuerpo fue recompuesto por Entropía usando restos de su madre, un acto que revela que la Entidad no solo destruye, también reconfigura, a menudo de maneras perturbadoras, todo aquello que toca.

Entropía no se alza como una amenaza personal ni busca la aniquilación total; no necesita desear nada. Su acción es natural, automática y fundamental para el funcionamiento del cosmos. En última instancia, es la presencia que recuerda que nada permanece, todo cambia, y la transformación es la única constante verdadera.